Entre las cosas que más me apasionan dentro del mundo de los caballos es definitivamente la investigación de la genética, en todas las razas de caballos disfruto analizar pedigríes, leer historias de caballos famosos y sus logros, sus habilidades y comportamientos, etc.
De las conclusiones a las que he llegado y que creo debemos tener en cuenta a la hora de la reproducción de caballos, es que la importancia de un criadero la tienen sus hembras principalmente.
En nuestro país hay muchas personas con el poder económico para comprar caballos muy finos y desde luego caros (fácilmente les puedo hacer una lista de más de 10 caballos por los que se han pagado cifras exorbitantes, no sólo en la raza cuarto de milla). Al adquirirlos suponen que ingresarán a las grandes ligas por tener al gran campeón, pero no se dan cuenta que hasta ese momento tienen sólo el 40% de la ecuación. Anteriormente escuché a un americano que decía que las hembras contribuían con un 70%, postura que se me hacía muy radical y exagerada, pues en teoría Yo entendía que tanto el macho como la hembra contribuyen genéticamente con el 50% cada uno, pero si consideramos la convivencia que por 6 o 7 meses tiene el potro con la madre e influye en la formación de su carácter, entonces las cosas cambian. Está comprobado científicamente que esto es definitivo, los grandes criadores que hacen transferencia de embriones, dejan a la madre natural que conciba y críe a la mejor apuesta genética. Precisamente este motivo ha sido uno de los motivos por el cual ha carecido de éxito la clonación de caballos famosos.
Cada año nuestros vecinos americanos hacen «su agosto» en subastas como la de San Antonio o Houston, Texas, vendiéndonos todo su desecho por llamarlo de alguna manera, pues ellos llevan estadística de todo y saben que caballo va funcionar y cual no en relación a los récords de sus yeguas. Personalmente he podido ver que algunos paisanos pagan cifras cercanas a los $50,000 dólares por un hijo de algún campeón y después no les funciona, pero les quedó la satisfacción de haber comprado el caballo más caro de la subasta. Lo mismo sucede con los criadores de caballos ibéricos, se van a España a comprar y les venden lo que quieren. También se repite la historia con los frisones.
Espero y no se confunda mi postura, no quiero decir que el comprar caballos campeones este mal, ni que todo lo de las subastas sea malo. El análisis está en función de la importancia de las hembras y para ello quiero poner dos ejemplos que conozco.
La mayoría de las personas que criamos o nos dedicamos en México al cuarto de milla conocemos los caballos del «caballito» (por cierto muy apreciados entre los charros). La fundadora del criadero, una señora muy apasionada de los caballos, durante más de 30 años se dedicó a seleccionar sus hembras bajo criterios muy específicos y como regla, todo lo que dejaba, primero ella lo montaba. Como comentario personal, les puedo decir que por dónde he andado, nunca he escuchado un mal comentario de sus caballos. Incluso alguna vez un arrendador muy reconocido me dijo: Si me pones un caballo americano y un Hope (como también les dicen), con los ojos cerrados me voy por el segundo.
Otro caso de éxito ha sido el criadero de caballos de salto La Silla, aunque en México tal vez no dimensionemos la importancia que tiene en el mundo, principalmente porque este deporte es muy exclusivo en nuestro país. El activo genético más importante con el que cuentan son precisamente las hembras o las hijas de ellas y que bajo un estricto programa de selección de habilidades y aptitudes los han posicionado desde hace 20 años en los principales podiums del mundo, incluyendo olimpiadas.
Nuevamente quiero aclarar que no es mi interés que nadie se sienta ofendido, pero así funciona la genética, no sólo en los caballos, si no me lo creen pregúntenle a los galleros.
¿Alguien sabe (aunque tal vez si lo haya pero no es la generalidad) de algún criador mexicano que haya comprado o le hayan vendido la madre de Wimpy, Shining, Gunner, Remache, Armas Tarugo, etc? Las máquinas de hacer buenos caballos no las venden o tienen un gran valor. Sería importante que todos esos criadores mexicanos que tienen la posibilidad de invertir en buenos caballos tuvieran claro este concepto de crianza y en vez de tener 30 o 40 hijas de caballos importantes, pudieran tener sólo 5 yeguas productoras (por decir un número), pero muy seleccionadas. Esto haría que los caballos tuvieran un mejor valor y no abarataríamos el mercado por la sobresaturación que hay actualmente de caballos de todas las razas.
En el pasado era un gran logro poder contar en la cuadra con un caballo americano, el poder tener un hijo de un caballo campeón era poco común, actualmente en cualquier lienzo de México o arena que visito hay más de un hijo de un caballo americano importante, como ejemplo los Gunner que están de moda. Ojalá las Organizaciones importantes de criadores mexicanas se dediquen a llevar un récord de los triunfos o puntos ganados por los caballos como lo hacen en otros países, de manera que se estimulé la demanda de lo que aquí se produce, pues como dice un dicho: «Lo que no se puede medir, no se puede controlar, lo que no se puede controlar no se puede administrar y lo que no se puede administrar no se puede mejorar».
¡Hasta la próxima!