Es imposible pensar en un mundo de caballos sin vicios o malos hábitos. ¿Quién no conoce un caballo con algún resabio, maña o mal comportamiento? De hecho, gran parte de mi trabajo es rehabilitar caballos con algún problema de comportamiento, ya que estas situaciones se presentan a menudo como resultado de la interacción de los equinos con los humanos solamente.
En la medida que modificamos su entorno y tenemos problema para entenderlos se va acrecentando la probabilidad de que un caballo adquiera un mal comportamiento, que de manera general en mi apreciación, se presenta en dos momentos: En la etapa de manejo y entrenamiento de un caballo o cuando sucede un accidente inesperado. A continuación abordaré lo que generalmente sucede en esos dos momentos.
En el primer caso, cuando me llevan un potro a iniciar y me dicen que ya tiene manejo, lejos de tranquilizarme me preocupa, pues muchas veces llegan potros humanizados que han olvidado las reglas de liderazgo y comportamiento en la manada (muerden al manejador, mastican la guía, aprendieron a jalarse al estar colgados, jalan aire, no se les puede acercar otro caballo, etc.) Lo peor es que los dueños quieren que como por arte de magia queden arreglados sus problemas y cuando llegan a sus manos nuevamente y ellos (dueños) los vuelven a tratar de la misma manera, el caballo reincide en el problema. Durante toda su vida, los caballos mal manejados se la pasan adquiriendo malos hábitos gracias a la ignorancia de quienes los poseen.
El segundo caso, el de los accidentes es también de lo más común. Imagínese a un potro que no sabe estar colgado y de pronto a su manejador se le ocurre amarrarlo fijamente, el potro se jala y revienta la guía o almartigón quedando libre ¿Qué cree que él aprendió? Pues a que si se jala queda libre y lo va volver a intentar. Otro ejemplo es el de subirlos al remolque, generalmente queremos que suban a fuerza y si no lo hacen los golpeamos sin medida y en muchas ocasiones no suben los caballos ¿Qué cree que él aprendió? Pues a que cuando se acerca al remolque hay mucha presión y lo golpean y si se resiste a no subir puede que le dejen de pegar. De la misma manera puedo hacerle una lista de comportamientos originados de la misma manera.
Los caballos por su naturaleza son muy susceptibles a adquirir malos hábitos y de la manera que estos se adquieren también depende su tratamiento. Hay que tener presente que son animales que se guían por sus emociones y no por sentimientos como nosotros los humanos. En este punto hay que hacer énfasis en que un sentimiento se presenta cuando se somete una emoción a un proceso mental y esa capacidad es solamente humana; por lo tanto, ellos no distinguen entre el bien y el mal o situaciones de moralidad. Cuando los castigamos por no hacer lo que nosotros queremos estamos yendo en contra de su naturaleza, imagínese todo lo hacen para satisfacernos:
Calar: que corra a toda velocidad y luego con un jalón le pedimos que se detenga de repente, además que gire sobre sus patas ¿Alguna vez ha visto a un caballo en libertad parar de esa manera o dar lados?
Lazar: meterlo a un cajón donde se le pone mucha presión, perseguir a un becerro a toda velocidad para lazarlo y si falla el jinete, generalmente se castiga al caballo.
Carreras: correr a toda velocidad porque si no lo hace se le pegará, además tiene que hacerlo en línea recta sin considerar la excitación de la gente (jinetes, entrenadores, público, etc.), que provocan mucha presión en el caballo.
Barriles: correr a toda velocidad para girar en un barril que no debe derribar para lo cual es fueteado constantemente para que aumente su carrera y repentinamente baje de velocidad al llegar a cada barril.
Competencias de conformación: mantenerlos como estatua sin moverse con una postura especial, sin que ponga atención a lo que sucede a su alrededor.
Así puedo seguir describiendo cada disciplina para darnos cuenta que para ellos todo lo que los ponemos a hacer no tiene una razón de ser, pues ganar o perder significa lo mismo, lo único que están buscando siempre es una situación de tranquilidad.