Por David Alonso
Generalmente cuando estamos iniciando un potro sentimos una presión por ir avanzando rápido cada día como si alguien nos dijera que nos recompensará si lo terminamos en el menor tiempo posible. En ocasiones así sucede, algunos dueños con poco conocimiento creen que de esa manera pagarán menos por el entrenamiento sin tomar en cuenta los resultados. Le recuerdo que cuando de caballos se trata, las cosas deben hacerse con tiempo, sin presión, ya que no todos los caballos son iguales. Más bien debemos de tener ciertas metas establecidas de comportamiento que conforme se vayan cumpliendo iremos avanzando al siguiente nivel de entrenamiento. Explico lo anterior porque apenas estamos iniciando la doma y ya queremos ver al potro con una embocadura.
Déjeme platicarle que Yo era de las personas que me gustaba iniciar desde la primera silla a un potro con bocado, pero a medida que fui aprendiendo de caballos me di cuenta que los mejores entrenadores de caballos con los que me topé iniciaban los potros con bozal y esto me hizo concluir que de esta manera no violamos el principio de la gradualidad, indispensable cuando hablamos de caballos. Por lo tanto, desde ese momento decidí irme a lo más básico para iniciar un potro e ir haciendo las transiciones de la manera menos brusca.
Ya que traemos un potro de manejo y que desde el piso le enseñamos las reglas del buen comportamiento que hemos comentado, pero principalmente ceder a la presión, entonces es momento de enseñarle las flexiones laterales al potro. Cuando iniciaba los potros con el filete, recuerdo que muchas veces me pregunté que era primero, ¿las flexiones laterales o la vertical? Cuando decidí iniciarlos con bozal la respuesta vino a mí como por iluminación, lógicamente tenemos que empezar por las laterales. Yo recuerdo a mis abuelos llamarle a esta etapa “quebrarle el cuello al caballo”, la verdad se oía muy feo pero no es otra cosa que enseñarlo a flexionar.
Las flexiones laterales las inicio con la gamarra de nudos, puede ser con las riendas largas a la gamarra o únicamente con la guía individualmente hacia cada lado. De cualquier forma hay que iniciar de manera muy suave, sugiriéndole al potro ceder su hocico hacia donde se le está jalando, de manera que cuando el lo haga, inmediatamente nosotros quitemos la presión. Le aseguro que muy rápidamente el entenderá de que se trata el juego, incluso con sólo ver que su mano se prepara a jalar, él cederá su cuello y hocico. Este paso es muy importante ya que si su potro no queda bien flexionado, es como si se subiera a un carro sin frenos ni volante. En ocasiones nos encontramos con potros difíciles para flexionar (dos de cada diez en promedio) y en ese momento tendremos que utilizar algunas otras herramientas para poderle trasmitir la idea que buscamos
Las primeras las puede hacer con el caballo ensillado y los estribos mancornados uno con otro trabajando desde el piso, primero en el round pen o ruedo de entrenamiento y luego lo saca a un espacio abierto. Ya montado el potro, inicie nuevamente en el ruedo de entrenamiento para que el potro se acostumbre a traer el peso encima, empiece a equilibrarse y a conocer los puntos de contacto. Recuerde que entre más suaves y retributivas a la presión sean sus manos, más suave será su caballo.
Ya que sienta que su caballo es de confianza (no repara) y quedó bien flexionado, es momento de sacarlo a un espacio más amplio como un ruedo grande, arena rectangular o lo que tenga a su alcance. El objetivo será darle impulsión o guía, lo importante será que el potro salga hacia adelante suelto, sin que nuestras manos hagan contacto con su hocico mientras se mueve, salvo para guiarlo a dar vueltas. Entre más suelto lo traigamos, más suave irá quedando Si el intenta correr para liberarse de la presión, déjelo para que no encuentre en esto una salida, solamente guíelo. Hay que tener precaución de no caerse, ya que en esta etapa el potro no tiene mucho equilibrio ni trae control de sus hombros, por lo tanto, puede correr haciendo constantes cambios de dirección o dándose “sacones” que lo pudieran derribar si no trae un buen asiento. Durante los primeros tres días generalmente tratan de correr y correr, llévelo siempre hacia adelante y de pronto él se dará cuenta que no es necesario ir corriendo y bajará al paso y se concentrará más en las órdenes del jinete. Será entonces la señal necesaria para empezar a utilizar un bozal o hackamora más formal (como el de la ilustración).
Aproveche el primer mes para que el potro quede muy suave a las flexiones, ceda a la pierna, adquiera equilibrio y sométalo a pruebas de confianza y obediencia como pasar sobre lonas, llantas, cortinas y todos aquellos objetos que le llamen la atención. Cuando el potro sea capaz de conducirse hacia cualquier lugar que Ud. lo mande, entonces será momento de empezar a enseñarle algunos ejercicios sencillos para darle flexibilidad a su cuerpo.
Hasta este momento quedarán definidos los fundamentos de cualquier potro y de cualquier raza. De aquí en adelante se le podrá ir induciendo a ejercicios particulares dependiendo de cada disciplina.
Como en todas las etapas del entrenamiento hay altas y bajas en el avance del potro y por lo tanto tendrá la oportunidad de utilizar herramientas que le ayuden a llevarlo hacia nuestro objetivo. Si de pronto ve que su potro no es lo suficientemente flexible, trate de grabarse en video montándolo y evalúe si los movimientos con sus manos son los correctos antes de utilizar bozales de cadenas, fierro u otros mecanismos de tortura que someterán a su caballo más que convencerlo.
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– Me falta hablar de los tipos de bozales
– Los materiales
– El lugar correcto para colocar el bozal